sábado, 21 de febrero de 2015

“Después de esto, el Espíritu llevó a Jesús al desierto”


1er. domingo de cuaresma – Ciclo B  (Marcos 1, 40-45)

12 Después de esto, el Espíritu llevó a Jesús al desierto. 13 Allí estuvo cuarenta días, viviendo entre las fieras y siendo puesto a prueba por Satanás; y los ángeles le servían.
14 Después que metieron a Juan en la cárcel, Jesús fue a Galilea a anunciar las buenas noticias de parte de Dios. 15 Decía: «Ya se cumplió el plazo señalado, y el reino de Dios está cerca. Vuélvanse a Dios y acepten con fe sus buenas noticias.»
REFLEXIONES:
  • P. Herman Rodríguez, SJ  (leer)
  • P. José Antonio Pagola (leer)

domingo, 15 de febrero de 2015

Jesús sana a un leproso


40 Un hombre enfermo de lepra se acercó a Jesús, y poniéndose de rodillas le dijo:
—Si quieres, puedes limpiarme de mi enfermedad.
41 Jesús tuvo compasión de él; lo tocó con la mano y dijo:
—Quiero. ¡Queda limpio!
42 Al momento se le quitó la lepra al enfermo, y quedó limpio. 43 Jesús lo despidió en seguida, y le recomendó mucho:
44 —Mira, no se lo digas a nadie; solamente ve y preséntate al sacerdote, y lleva, por tu purificación, la ofrenda que ordenó Moisés, para que conste ante los sacerdotes.
45 Pero el hombre se fue y comenzó a contar a todos lo que había pasado. Por eso Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo, sino que se quedaba fuera, en lugares donde no había gente; pero de todas partes acudían a verlo.
REFLEXIONES:
  • P. Herman Rodríguez, SJ  (leer)
  • P. José Antonio Pagola (leer)

domingo, 1 de febrero de 2015

“Después que metieron a Juan en la cárcel...”


Ciclo B (Marcos 1, 21-28) – 1 de febrero de 2015


21 Llegaron a Cafarnaúm, y en el sábado Jesús entró en la sinagoga y comenzó a enseñar. 22 La gente se admiraba de cómo les enseñaba, porque lo hacía con plena autoridad y no como los maestros de la ley.23 En la sinagoga del pueblo había un hombre que tenía un espíritu impuro, el cual gritó:
24 —¿Por qué te metes con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo te conozco, y sé que eres el Santo de Dios.
25 Jesús reprendió a aquel espíritu, diciéndole:
—¡Cállate y deja a este hombre!
26 El espíritu impuro hizo que al hombre le diera un ataque, y gritando con gran fuerza salió de él.27 Todos se asustaron, y se preguntaban unos a otros:
—¿Qué es esto? ¡Enseña de una manera nueva, y con plena autoridad! ¡Incluso a los espíritus impuros da órdenes, y lo obedecen!
28 Y muy pronto la fama de Jesús se extendió por toda la región de Galilea.

REFLEXIONES:
  • P. Herman Rodríguez, SJ  (leer)
  • P. José Antonio Pagola (leer)