Lucas 18, 1-8
18 Jesús
les contó una parábola para enseñarles que debían orar siempre, sin desanimarse. 2 Les
dijo: «Había en un pueblo un juez que ni temía a Dios ni respetaba a los
hombres. 3 En el mismo pueblo había también una viuda que tenía un pleito y
que fue al juez a pedirle justicia contra su adversario. 4 Durante
mucho tiempo el juez no quiso atenderla, pero después pensó: “Aunque ni temo a
Dios ni respeto a los hombres,5 sin
embargo, como esta viuda no deja de molestarme, la voy a defender, para que no
siga viniendo y acabe con mi paciencia.”»
6 Y el Señor añadió: «Esto es lo que dijo el juez malo. 7 Pues
bien, ¿acaso Dios no defenderá también a sus escogidos, que claman a él día y
noche? ¿Los hará esperar? 8 Les
digo que los defenderá sin demora. Pero cuando el Hijo del hombre venga,
¿encontrará todavía fe en la tierra?»
REFLEXIONES: P. José Antonio Pagola P. Hermann Rodríguez, sj
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