Juan 8:1-11
3 Los maestros de la ley y los fariseos llevaron entonces a una mujer, a la que habían sorprendido cometiendo adulterio. La pusieron en medio de todos los presentes, 4 y dijeron a Jesús:
—Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de cometer adulterio. 5 En la ley, Moisés nos ordenó que se matara a pedradas a esta clase de mujeres. ¿Tú qué dices?
6 Ellos preguntaron esto para ponerlo a prueba, y tener así de qué acusarlo. Pero Jesús se inclinó y comenzó a escribir en la tierra con el dedo. 7 Luego, como seguían preguntándole, se enderezó y les dijo:
—Aquel de ustedes que no tenga pecado, que le tire la primera piedra.
8 Y volvió a inclinarse y siguió escribiendo en la tierra. 9 Al oír esto, uno tras otro comenzaron a irse, y los primeros en hacerlo fueron los más viejos. Cuando Jesús se encontró solo con la mujer, que se había quedado allí, 10 se enderezó y le preguntó:
—Mujer, ¿dónde están? ¿Ninguno te ha condenado?
11 Ella le contestó:
—Ninguno, Señor.
Jesús le dijo:
—Tampoco yo te condeno; ahora, vete y no vuelvas a pecar.
REFLEXIONES: José Antonio Pagola Diego Fares, sj.
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